Más de 10 años desde que comencé a practicar con Daniel para darle un impacto extra a mi entrenamiento físico y de básquet. Siempre valoré mucho su gran foco en los ejercicios respiratorios, pero lo mejor es cómo esos ejercicios pueden ser aplicados a nuestros momentos y problemáticas cotidianas y en el deporte. Conocimiento sencillo y de fácil adopción para conocernos y transitar nuestra vida.

El curso me ayudó en tres aspectos de la emoción. La primera fue reconocer un estado emocional, el ruido, la incomodidad. La segunda fue a utilizar herramientas como la respiración y la meditación para manejar esa emoción. Y la tercera fue la de conducir esa emoción hacia acciones que me den bienestar. Con esos conocimientos me animé a vivir con conciencia de lo que me hace bien, entré en un loop positivo de cambios y tengo una vida mejor.

Cuando empecé a aprender sobre el funcionamiento de la respiración, me di cuenta de lo poco que aprovechaba mis capacidades y lo mucho que podía optimizar mi aire, así que incorporé las técnicas respiratorias en mi rutina diaria. Empecé a ver a mi respiración como un juego en el cual tengo control y acceso en todo momento. Desde entonces, mi capacidad pulmonar se amplió sustancialmente y sobre todo mi rendimiento deportivo. Usando adecuadamente la respiración, me permito administrar mejor mi energía a la hora de entrenar, estando más en control de mis ritmos cardiacos y así poder prolongar mis tiempos de entrenamiento, la resistencia y a su vez la calidad de mi desempeño. Además, aprendí a usar mi respiración como un recurso para encontrar calma en momentos en los que me siento nervioso o bajo presión, y en efecto mi capacidad para resolver problemas en situaciones de estrés. Estar consciente de mi respiración me ayuda a percibir con más claridad cómo me siento en el aquí y ahora, y estar más seguro en mi toma de decisiones.

Como nadadora de selección, descubrí que la respiración no solo es clave para el rendimiento físico, sino también para el control emocional y mental. Gracias a DeRose, aprendí a trabajar con diferentes tipos de respiración que me ayudaron a mejorar mi enfoque, controlar mis nervios y mantener la calma en momentos de mucha tensión, como la noche antes de una competencia o justo antes de tirarme al agua. La respiración y el trabajo con la inteligencia emocional me sirvieron tanto en mis entrenamientos como en las competencias. Incorporar estas prácticas en mi rutina del día a día sumaron una herramienta más para lograr rendir lo mejor posible. Empecé a ver a mi respiración como un juego en el cual tengo control y acceso en todo momento. Desde entonces, mi capacidad pulmonar se amplió sustancialmente y sobre todo mi rendimiento deportivo. Usando adecuadamente la respiración, me permito administrar mejor mi energía a la hora de entrenar, estando más en control de mis ritmos cardiacos y así poder prolongar mis tiempos de entrenamiento, la resistencia y a su vez la calidad de mi desempeño. Además, aprendí a usar mi respiración como un recurso para encontrar calma en momentos en los que me siento nervioso o bajo presión, y en efecto mi capacidad para resolver problemas en situaciones de estrés. Estar consciente de mi respiración me ayuda a percibir con más claridad cómo me siento en el aquí y ahora, y estar más seguro en mi toma de decisiones.